Despues de caminar algunas cuadras se encontró con ella, a diferencia suya, ella apenas doblaba la primera esquina de su existencia, sus ojos, su tez de porcelana y su aroma lo llevaron a ella, aunque quizo caminar a su lado, entendió que lo mejor era dejarla ir, que por sus medios aprendiera el camino, quizas pudiera volverla a encontrar y compartir lo que habían aprendido del universo juntos en la experiencia de caminar por la vida.
Bogotá - Junio de 2011
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